Lucía en CENFI. Estadía en familias de ciudades satélites
Durante los días 13 al 21 de noviembre estuve realizando la experiencia de “estagio” en una casa de familia brasileira. El poblado es llamado Sobradiño en alusión al nido de hornero que suele tener dos pisos y a veces tres compartimentos, la gente lo asumió en el sentido de tener siempre disponible un espacio para el peregrino.
Me tocó compartir con Ir Tsegue –africana de Eritreia-, nosotras dos fuimos durante ese tiempo las hijas de la familia Pires que tan gentilmente nos acogió y mimó como si fuésemos reinas.
El matrimonio es de Vera y Juarez, ellos tienen dos hijos jovenes: Pedro Henrique y Raquel, de 20 y 18 años respectivamente.
Tuvimos una fascinante semana, aprendimos muchas expresiones y palabras nuevas, Y, lo que más me llamó la atención fue la organización, vida y dinamismo de la Parroquia que nos recibió. La misma se llama “Bom Jesus dos migrantes”, el párroco es escalabriniano, tiene un trabajo impresionante con las familias; la mayoría de los agentes de pastoral son laicos y matrimonios bien comprometidos con la Iglesia, con un sentido de pertenencia bien agudo; Tiene seis movimientos distintos de jóvenes y un apostolado fuerte no sólo a nivel social sino también en espiritualidad y liturgia. Sus misas son bien animadas no sólo con el canto sino también con los gestos y danza.
Regresando a la familia que me recibió y acogió, ellos son bancarios, la señora trabaja muchas horas en el banco y su esposo es jubilado por razones de salud. Ambos tuvieron una apertura, generosidad y apertura muy grande en todos los sentidos. Nos ayudaron a falar un poco mejor, compartieron con nosotras su historia familiar y sus actividades en la Iglesia. Ambos son coordinadores de la catequesis y en esas fechas se efectuaron los sacramentos de confirmación y de primera comunión. También tuvimos tiempos de paseos y de oración, hasta asistimos a la oración de los monjes benedictinos en una ocasión. Los jóvenes que fueron nuestros hermanos por esa semana también son encantadores, ella nos cedió su cama y dormitorio y él procuraba escucharnos y ayudarnos a falar bien. Es una familia muy joven y muy activa, sus horarios son libres, es decir, no estructurados. La alimentación fue tan abundante como misturada –aquí confirmé el dicho de que: Brasil es “beleza pura com muita mistura”-.
La verdad es que fue una semana muy intensa donde pude recibir muchas gracias por pura gratuidad. Gracias por las oraciones. Bendito sea Dios por tanta Bondad.
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