Por eso nos reunimos en la finca del hogar de ancianos JUAN PABLO II, para compartir y celebrar.
Luego de ir llegando compartimos algunas impresiones de la misión en las comunidades y seguidamente, mientras se preparaba el asado, otros preparaban la celebración Eucarística.
Allí pusimos, en la mesa del Altar, a cada animador bajo la protección del P. Claret, gran misionero que nos impulsa, con su ejemplo a entregar la vida por el Evangelio.
Después compartimos un rico asado y se entregaron algunos regalitos...desde aquí muchas felicidades a todos los que compartimos el espíritu claretiano. Que este gran Santo nos anime en la misión de cada día.
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